Alejo
Carpentier nació el 26 de diciembre de 1904 en la ciudad de La Habana , Cuba en donde vivió
hasta los 12 años. Con tan sólo 12 años de edad, el joven Carpentier se
trasladó a la ciudad de Las Luces en la cual estudiaría el liceo y
desarrollaría una intensa vocación por la música. Fue también en esta ciudad
que motivado por su padre cursó estudios de arquitectura, los cuales nunca
finalizó, y trabajando como periodista empezó su vida política al lado de los
grupos políticos izquierdistas tan de moda en la época.
Siendo
izquierdista fue encarcelado y luego de ser puesto en libertad decidió irse al
exilio y regresar a su tierra natal en el año de 1939. Estando en Cuba
Carpentier realizó varios viajes y fue en una de sus visitas a Haití que tuvo
la oportunidad de conocer y ser un espectador de primera fila del sincretismo
cultural y religioso creado por los negros africanos, que habían sido traídos
en la colonia como mano de obra en las grandes plantaciones, y la cultura
europea de los franceses y sus títulos nobiliarios y religión católica.En 1949
Alejo Carpentier escribe una de sus más importantes novelas. Esa novela lleva
por nombre “El reino de este mundo” y a él le es concedido un alto lugar como
literato mundial, pues fue y es uno de los pocos escritos histórico-literarios
que comentan y ejemplifican el proceso de independencia haitiano. Además,
Carpentier es reconocido como uno de los fundadores del llamado realismo
mítico en el cual la literatura juega y entrelaza la realidad y los
sueños, la imaginación y el raciocinio, la vida y la muerte, que al lado del
barroquismo crean un tapiz suntuoso, mágico y alegórico del Haití de principios
del siglo XIX. Es con este libro que Carpentier se unifica a un movimiento en
busca de las tradiciones y orígenes de la historia haitiana, en una búsqueda de
una consciencia americana propia, autónoma e independiente de un Nuevo
Mundo.Alejo Carpentier en su novela relata la historia haitiana y trata de
cimentarla en fechas y eventos históricos reconocidos luego de que en el año de
1943 viajara al que antaño fue el reino de Henri Christophe; de esta manera
menciona el envenenamiento de las aguas realizado por Mackandal en 1757 y su
ejecución en 1758, el levantamiento de Bouckman en 1791, la huída de los
plantadores franceses a la ciudad de Santiago de Cuba, entre los cuales se
encontraba Lenormand De Mezy, el intento de Napoleón Bonaparte por recuperar el
control de la colonia haitiana entre 1801-04, el envió de Paulina Bonaparte
como representante real en 1801-02, el reinado de Henri Christophe entre
1807-1820, y finalmente la llegada de los agrimensores que realizaron un Código
rural enviados por Jean-Pierre Boyer en 1826. Además, de identificar a
personajes de la historia haitiana como el latifundista de la región Limbé al
norte de Haití, Lenormand de Mezy.
El reino de este mundo es una obra basada en el realismo
mágico, en una mezcla de la historia independentista y revolucionaria haitiana,
junto al sincretismo religioso, al voduismo, a los sacrificios de animales, al
calor y sudor de los esclavos negros en las plantaciones, una trama en la que
la ironía del poder repite un ciclo vicioso en el cual todo final es un origen
y la relación amo-sometido responde al ideal nietzscheano de la vida. Su
credibilidad acontece en las referencias ya documentadas sobre la historia de
Haití, pero la inclusión del barroquismo en su literatura, el uso de la
naturaleza y su entorno nos proveen de un ambiente místico que transporta al
lector a lo más profundo de las playas caribeñas y nos imaginamos incluso el
palacio del cielo en que Henri Christophe dejó su cuerpo en los muros, como una
perpetuación del primer rey negro del Nuevo Mundo.
La
trama de El reino de este mundo inicia con una breve reseña sobre la burocracia
francesa presente en la isla de Haití, que es parte de la corona de Francia y
se menciona por primera vez a Ti Noel, un esclavo negro, que
pertenece al latifundista Monsieur Lenormand de Mezy. Es aquí cuando por
primera vez percibimos la presencia de la imagen que habrá de mantenerse a lo
largo de toda la obra. Una imagen en la que se ilustra a los pueblos negros
africanos viviendo como
“un negro rodeado de
abanicos de plumas y sentado sobre un trono adornado de figuras de monos y de
lagartos[1]
Para
luego hacer una comparación entre este rey negro rodeado de abanicos y plumas
con el rey europeo al que tilda de cobarde, incompetente, sumiso y débil de
carácter y fuerza; minimizándolo al lado del rey-guerrero negro.
Luego
de fijar su mirada en un cuadro en el que se ilustraba a un rey negro
recibiendo a visitantes blancos, Ti Noel se recuerda de un personaje tanto
histórico como parte íntegra de la cultura vodú haitiana. Este personaje se
llamaba Mackandal.
Mackandal
era un negro que trabajaba en la plantación de Lenormand de Mezy y que debido a
un accidente con el trapiche quedó manco y fue empleado en labores más
sencillas debido a sus nuevas limitantes. Mackandal era un hombre excepcional,
tenía el poder de llevar a todo el que escuchara sus relatos por viajes
fantásticos de un mundo allende los mares en África; un mundo en que las
ciudades de Guinea eran ricamente ilustradas y los negros soñaban con su
libertad lejos del yugo blanco.
Un
nuevo personaje sale a escena. Se trata de un negra practicante del vodú, su
nombre es Mamán Loi, y es ella quien provee a Mackandal en las páginas
siguientes de enormes poderes licantropitos que lo conectan a un mundo
hombre-animal, hombre-naturaleza y cuerpo-espíritu
Curiosamente
y luego del envenenamiento de un perro con uno de los hongos que Mackandal le
había dado a comer, el negro Mackandal desaparece luego de que Lenormand de
Mezy lo mandase a llamar para pedir explicaciones. De Mezy resuelve que no
habría de buscar al manco, pues no representaba peligro alguno. Tiempo después
y luego de la enorme desesperanza que le envolvía; Ti Noel recibió un mensaje.
Y este mensaje se desarrolla entorno a un evento por de más importantísimo y
que representa el renacimiento a la vida y la esperanza luego de vivir en un
valle de sombras, truenos y centellas.
“Un día, cuando los ríos
hubieron vuelto a su cauce, Ti Noel se encontró con la vieja de la montaña en
las inmediaciones de las cuadras. Le traía un recado de Mackandal.”[2]
Mackandal lo esperaba en una lúgubre cueva, llena de pociones y cosas
extrañas. Fue aquí que divisó a su amigo y se percató de que nunca había
desaparecido. Sólo estuvo ausente y a la vez presente del reino de este mundo.
Durante
su ausencia es que Mackandal realizó alianzas para un levantamiento que habría
de acabar con el yugo blanco y fue así que las haciendas de la llanura habían
pactado con Mackandal y su resurrección.
El
primer acontecimiento de la novela empieza. El veneno que había empezado por
acabar con los estómagos de las vacas, bueyes, novillos, caballos y ovejas
había esparcido su alcance a los blancos. Grandes hogueras que al inicio sólo
calcinaban los cuerpos enfermos de animales habrían ahora de recibir los
cuerpos de blancos que uno a uno caían ante la enfermedad. El pánico cundía.
Mackandal fue descubierto y mítines de exploración fueron enviados a toda la
comarca. En el ínterin el negro se movilizaba como licántropo en forma de
iguana, mariposa, perro, alcatraz, etc. de hacienda en hacienda como vigía de
que sus fieles siguieran lo planeado y su ápice había iniciado. Cuatro años
después Mackandal era ahora ilimitadamente sobrenatural.
El
gran velo. Capítulo que inicia con una metáfora interesante y de fácil
detección; expresa como el inicio de una nueva época, poco antes de la salida
del sol y a la vez poco después de una noche que termina, de un cierra de las
tinieblas, los negros son llevados en oleada a la Plaza Mayor. El negro
ha caído. Mackandal sería muerto calcinado.
“Un lunes de enero, poco
antes del alba, las dotaciones de la
Llanura del Norte comenzaron a entrar en la Ciudad del Cabo… De pronto,
todos los abanicos se cerraron a un tiempo… Mackandal avanzaba hacia el centro
de la plaza[3]
¿Acaso el negro ha muerto?
¿Acaso este es el fin de la resistencia? ¿Acaso es este el fin de la revolución
negra? De hecho lo es. El mundo blanco acabó con el protagonista de sus
pesadillas y temores. Mackandal es ahora parte del fuego y morirá hecho polvo,
parte de la tierra que en algún momento alimentó los hongos con los que mataba
a los blancos. Mackandal ha muerto en el reino de este mundo, Mackandal ya no
es.
Pero el mundo negro es
ahora cuando descubre su ascensión. Mackandal se ha liberado del cuerpo. Ha
trascendido a un nivel superior. Él es parte íntegra de un mundo extra
sensorial y extra terrenal. Su espíritu se encuentra en cada negro que
presenció su muerte en las brasas.
La fortuna y peculio son
parte de la colonia francesa. El excedente de las plantaciones se nota en las
calles de la Ciudad
del Cabo. Las casas eran grandes y el barroquismo está presente con sus excesos
en ornadas y pernios trebolados. Los oficios se han desarrollado e incluso un
teatro y ópera había sido inaugurado en la calle Vandreuil.
Monsieur Lenormand de Mezy
había regresado, ahora de la mano de una bella dama, en realidad una actriz
fracasada en Europa, que a lo largo habrá de demostrar su frustración artística
violentando e insultando a sus esclavos negros. 20 años habían pasado ya y Ti
Noel era padre de una jauría de hijos que una cocinera había parido 12 veces.
La hacienda florecía pero su amo había cambiado. La borrachez lo había tomado
por completo y pasaba días castigando corpóreamente a los negros.
A continuación una
larga e importantísima cita se presenta. Es una cita que demuestra la primera
noticia del grito de ¡vive la
Revolution ! Que llegaba a la isla. Pero en qué contexto
ocurre. De nuevo en medio de las lluvias torrenciales que demuestran los
temores de una tierra que retumba, una tierra que se preocupa por el porvenir
de los negros. Era una reunión de sombras, sombras silentes que murmuraban en
lo profundo de la barranca. Era una ronca y sombría barranca que habría de
ensordecer poco a poco con su grito de rebelión. Los unos por un lado apoyados
por un Dios tirano amante del dolor y sufrimiento del látigo blanco, por el
otro dioses de la naturaleza sedientos de venganza negra, venganza contra el
Dios tirano de los blancos.
“Los truenos parecían
romperse en aludes sobre los riscosos perfiles del Morne Rouge, rodando
largamente al fondo de las barrancas, cuando los delegados de las dotaciones de
la Llanura
del Norte llegaron a las espesuras de Bois Caimán, enlodados hasta la cintura,
temblando bajo sus camisas mojadas… una voz potente se alzó en medio del
congresos de sombras… Era Bouckman el jamaiquino quien hablaba de esa manera…
algo había ocurrido en Francia, y que unos señores muy influyentes habían
declarado que debía darse libertad a los negros, pero que los ricos
propietarios del Cabo, que eran todos unos hideputas monárquicos, se
negaban a obedeces… el Dios de los blancos ordena el crimen. Nuestros dioses
nos piden venganza… ya en mayo, la Asamblea Constituyente …
había acordado que se concediera derechos políticos a los negros, hijos de
manumisos.”[4]
Ocho días habría de
esperarse. La sublevación iniciaría y sólo juzgaría por el color quien viviría
y quien no. Cuando Monsieur Lenormand de Mezy se encontraba tras los ajuares de
una negra en la bodega de tabaco la sublevación inició. La cobardía tomó sus
pantalones y permaneció escondido mientras las cabezas de los blancos empezaban
a rodar y el cuerpo de su esposa era violada sin más ni menos que por Ti Noel.
Luego de dos días de Mezy
sale a la luz, la sublevación había terminado, su esposa había sido violada y
luego muerta, y todos menos 12 de sus esclavos habían sido asesinados. Pero el
blanco salió perdiendo, la moral de sus señoritas había sido destruida. Sus
cuerpos fueron penetrados y desgarrados por el orgullo negro. Haití ya no era
colonia francesa. Nunca más lo sería como en su ápice lo fue. ¿A qué se debió
que esto se saliera de las manos?
“La anarquía se entronizaba
en el mundo. La colonia iba a la ruina. Los negros habían violado a casi todas
las señoritas distinguidas de la Llanura. Después de haber destrozado tantos
encajes, de haberse refocilado entre tantas sábanas de hilo… ya no había modo
de contenerlos. Monsieur Blanchelande (el Gobernador) estaba por el exterminio
total y absoluto de los esclavos, así como de los negros y mulatos libres… los
negros tenían, pues, una religión secreta que los alentaba y solidarizaba en
sus rebeldías. A lo mejor, durante años y años, habían observado las prácticas
de esa religión en sus mismas narices, hablándose con los tambores de las
calendas, sin que él lo sospechara.”[5]
Los franceses se retiran de
la isla. Su dirección es el puerto de Santiago de Cuba, sus motivos: la pérdida
de la esperanza, el honor y el orgullo. Su consuelo: el licor, la comida y el
poco dinero que les quedaba. Pero la revanche está en pie y los
franceses envían mastines que habrán de desgarrar las carnes de los negros como
ellos desgarraron a sus bellas mujeres.
Ahora Bonaparte entra en
escena. Su enviada es Paulina Bonaparte que habrá de encabezar el ejército que
recuperará el control de la isla. Ella, débil de carácter ejemplifica el exceso
y la lascivia. Busca el cumplimiento de su sueño infantil de princesa y está
lista para sucumbir ante la sensualidad de jóvenes oficiales al descubrir su
cuerpo y tentarlos con lo infinitamente imposible que será para ellos tocar uno
de sus cabellos. Es Paulina Bonaparte el nexus entre la feminidad que
en la época colonial ejemplifica en su totalidad la inmoralidad de una colonia
inundado por mores sociales que reprimen “sus instintos”.
Ti Noel ahora libre decide
regresar a la isla y a lo largo de la isla capta como las raíces negras habían
vuelto a sus caminos con sacrificios animales y el sonido africano. Al llegar a
sus tierras divisa un enorme palacio y una enorme iglesia que se erguían en
medio de los pastizales. Pero ¡oh asombro! Toda la gente que miraba era negra:
sacerdotes, señoras, ministros y reclusos. Había llegado a Sans-Souci, la
residencia de un rey negro, el primero de América. Henri Christophe, aquel que
había sido un cocinero y dueño de La
Corona en la ciudad, era ahora la cabeza de una enorme ciudad
y un soberbio palacio en construcción.
Nomás llegado Ti Noel es
tomado por esclavo y por 12 largos años se somete al yugo de sus amos negros
quienes latiguean a su misma sangre exigiéndoles trabajo. El rey negro era un
tirano con sed de poder y gloria.
Luego de años de
sufrimiento, el pueblo estaba agotado y clamaba por la cabeza de su rey. Un día
al asomarse por la ventana se percata de un gran ambiente de algarabía y
tambores sonaban al son de las manos. ¿Pero por qué sonaban tambores? La
sublevación había iniciado, el monarca corre como loco en busca de su ejército
y sirvientes.
“Pero, en ese momento, la noche se llenó de tambores. Llamándose unos a
otros, respondiéndose de montaña a montaña, subiendo de las playas, saliendo de
las cavernas, corriendo debajo de los árboles, descendiendo por las quebradas y
cauces.”[6]
El rey olvidó que la sangre
de los toros que habría de sacrificar por doce años le protegería de un ataque
de los blancos, sin saber que serían los negros, su raza, los culpables de su
caída y del balazo que atravesaría su cuerpo. Disparo dado por el mismo hacia
la sien. Sus trajes reales se teñían de sangre, su reinado había caído, su
muerte era el fin del rey negro del Nuevo Mundo.
Cinco de sus esclavos
cargaron su cuerpo a tuto y lo llevaron a la Ciudadela de La Ferrière , donde habría de
ser parte de la fortaleza. Su cuerpo desaparecería en la argamasa, luego de que
un dedo, su dedo meñique se iría a Roma en el escote de la reina María Luisa.
Mientras que su sueño sería su pesadilla, el nunca sería polvo, su cuerpo
quedaría atrapado por la eternidad en el hormigón que el mismo mando a
construir. Ese sería su purgatorio por el resto de los días.
Ti Noel había tomado partido
en la destrucción de la
Ciudadela. Su casa estaba adornada por tesoros robados del
castillo de Henri Christophe. Una cosaca adornaba de vez en vez su cuerpo y su
mente se transportaba a “Angola”, su reino propio. ¿Acaso Ti Noel había
enloquecido? ¿Acaso había descubierto realmente la libertad? ¿Era el su propio
rey?
“Ti Noel había caído en posesión del rey de Angola, pronunciando un largo
discurso lleno de adivinanzas y de promesas. Luego, habían nacido rebaños sobre
sus tierras. Porque aquellas nuevas reses que triscaban entre sus ruinas eran,
indudablemente, presentes de sus súbditos… Ti Noel dictaba órdenes al viento.
Pero eran edictos de un gobierno apacible, puesto que ninguna tiranía de
blancos ni de negros parecía amenazar su libertad.”[7]
La llegada de los
agrimensores afrancesados acabó con el sueño de Ti Noel. Estos agrimensores son
ni más ni menos que el Código Rural que Jean-Pierre Boyer realizó en 1826. Su mundo
era invadido de nuevo. ¿Ahora a donde lo llevaría el viento?
Su camino procedió a seguir
los pasos de Mackandal, su amigo eterno, el espíritu que después de su “muerte”
moraba a su alrededor. Fue gracias a Mackandal que Ti Noel era ahora ave, luego
un garañon, luego una avispa, ahora una hormiga que habías sido sometida a otra
clase de trabajo, ¡al trabajo en serie! ¡Bienvenido a la Revolución Industrial !
Él era ahora parte de “un engranaje igual de corrupto” o al menos eso es lo que
trata de describir Carpentier.
“Transformado en hormiga por mala idea suya, fue obligado a llevar cargas
enormes, en interminables caminos, bajo la vigilancia de unos cabezotas que
demasiado le recordaban los mayorales de Lenormand de Mezy, los guardias de
Christophe, los mulatos de ahora.”[8]
Ahora era ganso y
descubrió que había luchado su vida entera por cambiar el rumbo del mundo,
cuando todo menos el mundo estaba dispuesto a cambiar. La relatividad de la
vida, la subjetividad de la posición desde la que se juzga. Lo bueno y lo malo,
arriba o abajo, amo y sometido, blanco y negro. El reino de este mundo era un
mundo en el que:
“El hombre nunca sabe para quién padece y espera. Padece y espera y trabaja
para gentes que nunca conocerá, y que a su vez padecerán y esperarán y
trabajarán para otros que tampoco serán felices, pues el hombre
ansía siempre una felicidad situada más allá de la porción que le es
otorgada.”[9]
Se vive pensando en la
libertad, se muere pensando en la libertad. Haití era libre y a la vez
oprimido. Haití fue el primer país en independizarse de América Latina, pero
qué es Haití ahora sino un cúmulo de problemas y horrores. Haití significó no
más que una advertencia para América. No podemos ignorar que hay una mano
invisible que maneja nuestro mundo y ese mundo a veces es preferible no
perturbarlo. Haití significó el caos para un mundo negro que no estaba listo
para dirigirse por sí solo. Fue un fracaso de independencia como lo fueron en
menor escala casi todos los países latinoamericanos que le siguieron. América
no estaba lista para ser el dueño de su propio destino.
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